Cepas: Petit Verdot


Historia

La Petit Verdot es una uva proveniente de la reconocidísima zona de Burdeos, en Francia. Siendo del siglo XVIII el registro más antiguo. Según estudios, esta cepa es hija de la cepa Duras y la cepa Tressot. Se cree que han sido los romanos los responsables de llevar esta cepa hacia el interior del Mediterráneo. 

Es partícipe de numerosos cortes de los vinos bordeleses, sobre todo acompañando a la Cabernet Sauvignon aportando color, aromas y carácter a las etiquetas de Médoc en el sudeste francés. Fue nombrada Petit Verdot por su racimo. "Petit" significa pequeño y "verdot" hace referencia a que cuando el resto de las cepas maduraban y cambiaban de color, esta aún conservaba una leve tonalidad verde. Contrariamente al Tempranillo, la Petit Verdot es de maduración tardía.

Se la puede encontrar medianamente difundida en el mundo. En orden de importancia, se pueden encontrar en Australia, Italia, Estados Unidos, Chile, España, Canadá, Argentina y Venezuela. Rara vez se lo encuentra en un vino 100% varietal, pero en Argentina cada día va ganando un poco más de terreno por sus características notables y singulares. Es cierto que en Argentina el terreno lo ha ganado el Malbec, pero detrás de nuestra cepa emblema aparecen otras cepas menos difundidas y que vendimia tras vendimia van ganando su lugar en las cavas de los consumidores, algunos ejemplos son los Cabernet Franc, los Tannat y, obviamente, los Petit Verdot. 

Pero si el Petit Verdot se usa para aportar carácter a los cortes, ¿porqué no hacer un vino con carácter propio? Y así, poco a poco, lo podemos ir encontrando haciéndose un lugar entre los grandes vinos argentinos.

Características

Los vinos obtenidos a partir de esta variedad son muy coloreados. Suelen tener gran intensidad colorante y sus matices van desde los rojos violáceos hasta los rubíes dependiendo de la zona de donde provengan.

En nariz suelen ser muy complejos y con muchas capas aromáticas. Entre ellas están las notas a frutos rojos, como frambuesas y ciruelas, frutos negros, moras, especias, melaza, caramelo, coco, vainilla y café aportados por la crianza como así también notas a cuero animal. Otros pueden tener un perfil más herbal tirando a notas frescas como eucaliptos y menta. En boca, según el tipo de vino, pueden encontrarse vinos carnosos, intensos y de gran volumen. De acidez y taninos presentes con un final largo y persistente. 

Lo que le sobra a estos vinos es carácter e intensidad. Y por eso son buenos para acompañar platos como carnes rojas asadas, guisos bien especiados, estofados y carnes de caza. Pero también marida muy bien con quesos maduros, fuertes y aromáticos.

Algunos vinos donde está presente este cepaje: Click aquí

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